Hoy, 2 de abril, Argentina honra la memoria de aquellos que combatieron en la Guerra de Malvinas. A 43 años del conflicto, recordamos con un profundo sentimiento de respeto y gratitud a los soldados que, con coraje y amor por su patria, enfrentaron una guerra injusta, enfrentados a un rival desigual atravesados por decisiones políticas irresponsables.
El 2 de abril de 1982, las Fuerzas Armadas Argentinas, bajo la orden del entonces presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri, desembarcaron en las Islas Malvinas con el objetivo de recuperar un territorio ocupado por el Reino Unido desde 1833. La acción, impulsada por la dictadura militar, buscaba reforzar su debilitado poder interno a través de un reclamo legítimo pero llevado adelante sin estrategia ni previsión. La respuesta británica fue inmediata: la primera ministra Margaret Thatcher ordenó el envío de una poderosa flota de guerra para recuperar el control de las islas.
Durante 74 días, las tropas argentinas, comandadas en el terreno por el general de brigada Mario Benjamín Menéndez, resistieron en condiciones extremas. Enfrentaban a un enemigo con superioridad tecnológica y logística, liderado por el almirante John Fieldhouse desde la base británica, mientras que en las islas las operaciones terrestres estuvieron a cargo del mayor general Jeremy Moore. A pesar del heroísmo y la determinación de los soldados argentinos, la desorganización interna y la falta de apoyo logístico sentenciaron el desenlace.
El 14 de junio, tras intensos combates terrestres, aéreos y navales, Argentina se vio obligada a rendirse. El saldo fue trágico: 649 soldados argentinos, 255 británicos y tres civiles isleños perdieron la vida.
El sacrificio de una generación
Eran jóvenes, apenas mayores de edad, enviados a luchar en condiciones inhumanas, enfrentando no solo a un enemigo superior en recursos, sino también el abandono y la desidia de quienes los enviaron sin la preparación ni el equipamiento adecuados. Pero su coraje trascendió cualquier obstáculo: resistieron con honor, con amor por la patria y con la firmeza de quienes ponen a su patria por encima de todo.
Argentina no olvida. No olvida a los que dieron su vida en las islas ni a los que regresaron con las cicatrices imborrables de la guerra. No olvida el sacrificio, el temple y la lealtad de nuestros soldados, que enfrentaron el frío, el hambre y el fuego enemigo con una grandeza que supera cualquier contexto político.
Malvinas es una causa que nos une. Es un símbolo de soberanía, de memoria y de la lucha por lo que es nuestro. La convicción de que las islas son argentinas sigue intacta y la historia nos respalda. La diplomacia es el camino, pero el sentimiento de pertenencia no está en discusión.
A los veteranos, a los caídos y a sus familias, nuestro eterno reconocimiento. Porque la verdadera gloria no está en los discursos, sino en la valentía de quienes, contra todo pronóstico, defendieron nuestra bandera con honor.