Sudán: así es la vida entre decapitaciones, crisis alimentaria y más de 12 millones de desplazados

A casi dos años del inicio del conflicto armado entre fuerzas rivales, el país sufre enormes pérdidas humanas y de infraestructuras. Mientras tanto, la gente parece perder la esperanza

Cuando el Ramadán se tiñó de fuego: el inicio del conflicto en Sudán

Eran los últimos días del Ramadán, el mes sagrado del islam. Los hombres y mujeres de Sudán, mayoritariamente musulmanes, debían pasar las jornadas sin comer ni beber hasta que el sol se escondiera. Era 15 de abril del año 2023, apenas setecientos treinta días atrás. De pronto comenzaron a sonar disparos. No era extraño que surgieran tiroteos de vez en cuando en Jartum, una ciudad habituada a los enfrentamientos aislados y al crimen. Sin embargo, esta vez no paró: a los primeros disparos se sumaron otros, luego comenzaron a escucharse explosiones y el vuelo súbito de los aviones atravesando el cielo de la capital. Ya era tarde para prepararse, así suelen comenzar las guerras, nadie tiene la mochila lista.

Durante los primeros meses Jartum se convirtió en una carnicería, luego la mancha de fuego y sangre fue tomando las adyacencias, luego las ciudades más cercanas, Omdurmán, Bahri, Al Jazzera… A los cinco días ya había más de 300 muertos y el 70% de los hospitales de la capital estaban inoperantes. En pocos meses el país estaba dividido en dos: la zona controlada por el gobierno militar (las Fuerzas Armadas Sudanesas, lideradas por el general Abdelfatá al Burhan, presidente de facto de Sudán); y la zona controlada por las Fuerzas de Apoyo Rápido, una fuerza paramilitar bajo el mando de Mohamed Hamdan Dagalo, conocido popularmente como “Hemedti”, que dominan la provincia de Darfur –al oeste del país– y durante muchos meses conquistaron la capital.

Son difíciles los números en la guerra. Para fines de 2024, el Sindicato de Médicos de Sudán estimaba más de 20 mil muertes. La Organización Mundial de la Salud también habla de 20 mil fallecidos comprobables. Son estimaciones bajas. Según Tom Perriello, enviado especial de Estados Unidos a Sudán, la cifra supera las 150 mil muertes. La guerra además generó el mayor desplazamiento forzado de la actualidad a nivel mundial: 12.8 millones de personas debieron huir de sus hogares (de los cuales cerca de 3.8 millones dejaron el país). Hay 24.6 millones de personas con inseguridad alimentaria extrema y un brote de cólera y malaria que afecta a miles. La educación también se detuvo: según Unicef casi 17 millones de niños en Sudán están sin clases y el 90 % de las escuelas permanecen cerradas.